Análisis: ¿Cómo perdió Etixx la Omloop Het Nieuwsblad? – Ciclismo Internacional

Análisis: ¿Cómo perdió Etixx la Omloop Het Nieuwsblad?

Por @pmpalermo

Ian Stannard logró lo que, por las circunstancias, parecía imposible y se quedó con la Omloop Het Nieuwsblad por segundo año consecutivo, superando a tres corredores del Etixx, equipo que tenía la prueba en el bolsillo y la dejó escapar insólitamente.etixxomloop

La superioridad numérica, los nombres y una estrategia casi perfecta de los belgas hicieron todavía más grande la conquista de Stannard, primero en repetir desde Van Petegem en 1997/98 y noveno en lograrlo en la historia.

En ese contexto, y dejando de lado la premisa que indica que sólo gana el mejor, muchos se preguntan cómo hizo el inglés para relegar a sus todopoderosos contrincantes, algo que explicaremos a continuación.

La jornada transcurrió tranquila hasta que Boonen agitó el árbol en el Taaienberg y dejó la escapada casi a tiro, preparando el terreno para la jugada decisiva, a 46 kilómetros para el cierre. Allí, un trío de Etixx (Boonen,Terpstra y Vandenbergh) rompió la carrera y se marchó con Stannard a rueda, en tanto que Stybar secaba a Vanmarcke y Van Avermaet, listo para su momento si estos neutralizaban a sus compañeros.

Eso no fue necesario porque de allí en adelante, los de Lefevere hicieron una suerte de crono por equipos que logró el cometido de mantener a raya a los perseguidores, pero tarde se acordaron de su incómodo invitado.

Con apenas 4500 metros por recorrer, Boonen atacó para obligar a Stannard a perseguir y desgastarse, acertada pero tardía estrategia que encontró respuesta en el campeón defensor, quien luego hizo lo propio ante un salto similar de Terpstra. Increíblemente, Vandenbergh salvó al aislado miembro de Sky, puesto que salió en busca de su colega pensando en un doblete y lo único que logró fue lanzar al enemigo a 2900 metros del cierre, ayudándolo a propinar el contragolpe letal.

Vandenbergh, tal vez el más fuerte del trío, ya no pudo seguirlo, vacío tras la faena realizada al mantener el pulso a los perseguidores. Boonen, que ya no tiene la velocidad de antaño, tampoco tuvo reacción, mientras que el vencedor del Tour de Qatar sufrió para alcanzarlo y descubrió que no iba fino.

Stannard estaba fuerte, Ettix le permitió llegar con vida al desenlace y el de Sky no falló. Queda claro que no es el más rápido pero se defiende, tal como le demostró en 2014 a Van Avermaet y ahora a Terpstra, que no pudo tampoco con el rocoso inglés, un verdadero talento que ratificó su valía, porque nadie alza los brazos en las clásicas por casualidad.

Pero la realidad marca que, con todo el respeto que el vencedor merece, Etixx perdió la competencia, algo que podrían haber evitado de dos modos:

Siempre es fácil conjeturar con los hechos sobre la mesa, pero Etixx pudo haberse llevado a casa la Omloop con la misma táctica, aunque desde más lejos. Sin radios y, quizás, sin piernas, optaron por llevar cómodamente a Stannard y se encontraron con un escollo insalvable, que pudo haber quedado en el camino si sus contrincantes se turnaban para atacarlo, por ejemplo, a 15 kilómetros del arribo.

La otra variante consistía en dejar que Vanmarcke y Van Avermaet los alcanzaran con el veloz Stybar a rueda, un atleta que encima está en excelente forma. Sí, era arriesgado frente a dos galgos como el de Jumbo y el de BMC, pero aún así hubieran sido cuatro hombres de Etixx y siete en total para mantener al pelotón a raya.

En ese punto, el checo pudo haber acometido sin esperar, obligando a Stannard, Van Avermaet y Vanmarcke a seguirlo, con el trío en cuestión descansando a sus espaldas, listo para moverse en la meta o apostando a un sprint.

Reiteramos, es sencillo decir esto desde un escritorio, pero es lo que el propio Lefevere, aunque se muestre calmo, escupirá a sus pupilos en el hotel antes de enfocarse en la Kuurne Bruxelles Kuurne (puedes leer la previa aquí).

Tal como sucedió hace un año en este mismo evento o en la E3 Harelbeke frente a Sagan, los de Lefevere fallaron pese a contar con los números, regalando al mundo una clase de lo que no hay que hacer para definir una competencia.

Por su parte, Ian Stannard sacó provecho y alimentó su aura de corredor sólido y peligroso, de esos a los que no se les puede ceder un metro, festejando por duplicado gracias a su talento e inteligencia, pero también por el desastre estratégico de Etixx.

Pablo Martín Palermo

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