Análisis: MTN-Qhubeka: al infinito y más allá

Por David Hunter

Si hay algo de lo que la gente no puede acusarme es de no tener opinión propia y, por ello, no son de mi agrado los artículos “blandos” que sólo buscan quedar bien con corredores o equipos.

Me gusta pensar que soy honesto, y acepto que eso me puede meter en problemas, como sucedió a fines de 2014, cuando escribí un artículo bastante duro sobre la política de fichajes del MTN-Qhubeka, que no se enfocó en contratar grandes nombres, y sí en pedalistas con sus mejores años en el pasado.

Pero, así como critico, también reconozco los errores, y decidí analizar nuevamente la campaña del conjunto africano, que superó mis expectativas largamente.

El 2015 fue extremadamente exitoso para los africanos, con victorias en el Tour de Francia y la Vuelta a España, algo de lo que varios equipos del World Tour deben estar celosos. Realmente lograron recuperar a ciertos corredores que parecian haber dejado sus años de gloria detrás de sí.

Edvald Boasson Hagen parecía acabado al dejar Sky, y Brian Smith corrió un riesgo enorme al ficharlo, pero dicho accionar valió la pena. El noruego recibió galones y volvió por sus fueros, concretando un excelente año, en el que recordó al mundo lo talentoso que es. Comenzó en buena forma con el 10° puesto en la Milan-San Remo, donde le dieron vía libre cuando Gerald Ciolek se fue al suelo.

Sin embargo, lo mejor llegó a partir de mayo, cuando clasificó 2° en el Tour de su país y sólo el intratable Alexander Kristoff le impidió llevarse un parcial. Mantuvo su condición en el Tour des Fjords, donde sí se aseguró una diana, en el tramo conclusivo, su primera vestido de negro y blanco.

Lleno de confianza, disputó el Dauphiné, donde acumuló buenos logros: 3°, 4° y 4° en los tres sprints masivos, algo a resaltar, si se considera que no es un velocista puro. El virtuoso atleta estaba en la senda correcta y lo confirmó con el doblete en los campeonatos nacionales, que ganó en sus dos vertientes, indicativo de que estaba listo para el reto máximo.

Y no lo hizo mal en el Tour de France, donde fue competitivo en los embalajes masivos (cinco veces top 10 y 4° en París). Aunque no logró alzar los brazos, dejó Francia con buenas piernas, que le permitieron imponerse en una jornada del Tour de Dinamarca, en el que terminó 6°. Acto seguido, fue 4° en la Arctic Race of Norway y, mejor aún, se coronó campeón por tercera ocasión del Tour de Gran Bretaña pese a un complejo día con final en alto.

Boasson Hagen volvió a ser el corredor que todos recordaban: veloz sprinter, bueno en el pavés y sólido en terreno ondulado. MTN logró recuperarlo y su cierre pudo ser más brillante todavía, porque tuvo una chance en el Mundial cuando, de haber trabajado junto a Greg Van Avermaet, pudo haber subido al podio.

Una vez más, pensé que sus mejores años estaban en el pasado, pero me equivoqué. El noruego está de regreso y Brian Smith merece el reconocimiento por haberse arriesgado a contratarlo.

Smith 1 – Hunter 0.

La primera victoria de MTN llegó en enero de la mano de Steve Cummings. El inglés, otro de los nuevos, derrotó a Alejandro Valverde en Mallorca, algo al alcance de pocos en el pelotón. Esa campanada quitó mucha presión del entorno del conjunto africano, y también para el británico, que había sido gregario durante toda su carrera. Aquí, eso cambió, porque Smith vio algo en Cummings que nadie más percibió, otorgándole libertad para cazar etapas en citas particulares sin trabajar para el resto. Cummings también fue 6° en Tirreno, pero eso no fue nada comparado con lo que vendría en julio.

Imaginen el escenario…pleno Mandela Day, jornada única para los africanos; el Tour de France está en su apogeo y, en la charla matutina, Cummings recibe la indicación de que debe escaparse camino de Mende. Efectivamente, la escapada del día es buena y el ex BMC está en ella, junto a Pinot, Bardet, Plaza, Urán, Sagan, Jungels y Simon Yates. En el inicio de la brutal ascensión (3km al 10%), Cummings cede y la cámara lo abandona, centrándose en los punteros, donde dos galos se jugaban la victoria. Pero cerca de la cima, mientras las estrellas locales se peleaban, apareció el hombre de Liverpool de la nada, volando, para dejarlos clavados y alzarse con una increíble e histórica victoria. Sí, en el Mandela Day, un equipo africano, invitado a la carrera, se impuso en la jornada, emocionando al mundo. De más está decir que, Cummings, ya es una leyenda en el “continente negro”.

Smith 2 – Hunter 0.

Los sprinters ganan etapas, muchas de ellas, pero necesitan un buen tren para lograrlo y, en eso, el MTN sorprendió en este 2015 que llega a su fin. El problema para ellos fue la ausencia de un velocista ganador, porque contrataron a Tyler Farrar, cuyos días de gloria quedaron en el recuerdo, mientras que Bos tuvo una campaña horrible y Goss no fue menos, pasando inadvertido. Al menos, Farrar fue positivo en la parte extra deportiva, con mucha publicidad en los Estados Unidos.

De regreso al plano estrictamente ciclístico, la solución para los problemas del MTN en las volatas fue Kristian Sbaragli, que recibió su oportunidad en la Vuelta, cuando los nombres importantes acusaron fatiga y quedaron fuera del corte. El italiano maravilló con su gesta en la etapa 10, pero esa fue la única celebración en una llegada masiva para los africanos, que quedaron en deuda en ese apartado, principalmente, por las falencias de Goss y Bos, algo que había anticipado.

Smith 2 – Hunter 1.

Serge Pauwels protagonizó un caso similar al de Steve Cummings. Sin ser, normalmente, un hombre de grandes vueltas, fue una de las sorpresas de la Grande Boucle, donde concluyó 13° y dio presencia a MTN en las etapas de montaña de la competencia. ¡Nadie esperaba eso, y yo tampoco!

Smith 3 Hunter 1.

En conclusión, los nuevos fichajes rindieron e hicieron valer el riesgo tomado. Por supuesto, no todos lo hicieron bien, pero las prestaciones de Boasson Hagen, Cummings y Pauwels fueron suficientes para dar la razón a Smith y no a mí.

¿Qué esperar en 2016?

Con la nueva temporada en el horizonte, hay grandes cambios en proceso. No son pocos los que ven con agrado la nueva dirección del conjunto, pero otros, están preocupados por la pérdida progresiva de las raíces africanas. Considerando los deseos de pertenecer al World Tour, sería ingenuo pensar que los africanos serán mayoría en la plantilla, porque hay que atraer a los grandes patrocinadores.

El fichaje de Cavendish fue una movida genial. Sí, sus temporadas de dominio en el Tour de France están en la historia, pero así y todo, seguirá levantando los brazos y atrayendo a la prensa. Conformaron un buen tren para él, con Eisel y Renshaw, que le permitiría rondar un año con 20 victorias, si la salud lo acompaña.

Además, obtuvieron un sponsor monstruoso como Dimension Data, gente agresiva de la talla de Nathan Haas, Cameron Meyer y Omar Fraile, español que les garantizará horas de publicidad televisiva si sostiene su forma de correr. Meyer y Haas son experimentados y, por ejemplo, podrían ayudar a desarrollar a Merhawi Kudus.

Otro fichaje excelente es el de Kanstantsin Siutsou, de quien ya hablamos alguna vez como “La clase al servicio del equipo”. Si alguno vio el Giro del Trentino, sabrá el daño que este experimentado hombre puede hacer.

Todas estas caras nuevas hubieran sido el complemento perfecto para Louis Meintjes, que estuvo muy solo en 2015. Lamentablemente para MTN, Meintjes no cumplió con el acuerdo verbal que tenían y se fue al Lampre-Merida. Al menos, Dimension Data conservó a Kudus, un prometedor atleta que deben desarrollar.

Es difícil afirmar que perdieron sus raíces africanas cuando 10 de los 25 miembros de la plantilla son de ese continente, pero los cambios seguirán, porque es necesario. La mira está puesta en Europa y más allá, y el camino tomado parece correcto, porque todos los recién llegados son buenos ciclistas.

En 2015 el MTN alcanzó las 9 dianas, pero estoy seguro de que dicha cifra será eclipsada en 2016. Y si dudan, aprendan mi error, que me enseñó que Brian Smith sabe lo que hace y lleva las riendas de la estructura con mano firme.

David Hunter

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