Ciclistas colombianos, jóvenes y modestos, en exilio europeo obligado por coronavirus

Por Oscar Trujillo Marín

Puede que Sagan, Froome, Landa, Pinot, Quintana y muchas otras luminarias del ciclismo estén pasando horas difíciles de cuarentena preventiva o confinamiento obligado (o voluntario) según su país de residencia u origen. Perdiendo su estado de forma progresivo que tanto cuesta conseguir. Relegando parte de su temporada, sino toda, si esta pandemia se resiste a ceder.

Claro, al igual que el resto del pelotón World Tour, y ya de paso cientos de millones de personas alrededor del mundo, por supuesto. Pero vivir una época de zozobra, incertidumbre, angustiosa para el conjunto de la humanidad siempre se hace más llevadera cuando uno tiene una fama, comodidades, privilegios inherentes, y un salario al alcance de pocos mortales.

En esta misma situación no es lo mismo que te ingresen cada mes de nómina 500 dólares mensuales que 50 o 100 mil, por decir algo, que en el caso de los anteriores puede ser mucho más. Quieras que no eso hace más soportable cualquier drama. Te da autonomía, te permite aspirar y pagar a los mejores médicos, contratar un avión privado si hace falta disponer de contactos de importancia, etcétera.

Obcecados por las celebridades mediáticas del deporte a veces se nos olvidan esos corredores muy jóvenes y menos laureados, casi anónimos para la mayoría de los aficionados menos informados, que persiguiendo un sueño han ido a probar suerte al exterior fichados por equipos europeos (o nacionales) muy modestos, sin el lujo, el caché ni las facilidades que tienen los ya consagrados.

Que comparten apartamento con otros más, cual si fuera una residencia humilde de estudiantes de provincia. Corredoras que militan en equipos femeninos, ya de por si con salarios infinitamente inferiores a sus pares hombres, o chicos muy jóvenes, promesas que hacen sus primeros pinitos en escuadras continentales o juveniles españolas o italianas, sobre todo, donde más se ha ensañado de forma fatal el coronavirus desde hace unas semanas.

Katherine Montoya, Daniela Atehortúa, Daniela Giraldo, Carolina Upegüi, Erika Botero, Laura Toconas son nombres que así, sin más no dicen mucho. Ni siquiera Catalina Gómez que es la actual campeona nacional de ruta de Colombia se conoce apenas en su propio país. Estas mujeres del equipo Colnago CM les cogió la crisis y la cuarentena obligada en el exilio, en pleno “territorio comanche” de presencia del virus, en España que actualmente se encuentra en estado de alarma con movilidad restringida para la población.

“Da un poco de nostalgia saber que esto nunca había sucedido, de llegar un equipo con todas colombianas a correr, estar acá, adaptarnos. Y ahora estar encerradas, sin carreras, sin entrenar, sin poder hacer nada, y corriendo el riesgo de devolvernos sin poder cumplir el objetivo que habíamos venido a hacer. Eso da mucha tristeza. Pero afortunadamente estamos bien de salud, no nos falta nada, y nos damos apoyo moral entre todas”, declara Katherine, ganadora de los Juegos Nacionales de ruta Cartagena 2019 en contacto realizado con la federación Colombiana de Ciclismo que hizo pública su situación y la de otros de sus compañeros en el exilio. Su incierto confinamiento lo pasan el Bellraguard, al lado de Gandía, en Valencia. Son un equipo modesto. Solo les queda esperar.

Cristian Carmona, del equipo Calzaturieri Montegranaro, lleva un par de semanas confinado en el apartamento que le asignó su equipo con algunos compañeros. El corredor formado en el orgullo Paisa de Medellín, mata las horas estudiando por su cuenta, aprendiendo italiano y entrenando con el simulador. En teoría hasta el 3 de abril no pueden salir a la calle, pero tal y como está la cosa en Italia todos saben que irá para más. “Siempre busco algo qué hacer para no perder la cabeza porque la situación es difícil. Estar solo y en cuarentena es más complicado”, confiesa Cristian.

Miguel Ángel Hoyos es otro joven ciclista colombiano, (de tantos que prueban suerte afuera) está en uno de los sitios más castigados por el virus ahora mismo, Emilia Romagna, al norte de Italia. Miguel hace poco recaló en el equipo Beltrami de Pippo Pozzato. El joven corredor viene de las inferiores de las selecciones Antioquia y se formó en el Avinal GW El Carmen de Viboral.

Vive solo a sus escasos 19 años en un apartamento en un pueblito pequeño, Porticello. Su tiempo se va en rodillo, internet para informarse y largas charlas con sus familiares que mantienen preocupados por él “Están muy pendientes de mí, hace casi un mes que llegué acá y aunque aún no hay carreras, todo esto me ha servido para crecer, para leer, aprender el idioma y ver que de estas situaciones también salen cosas muy positivas para la vida”, afirma Hoyos con admirable madurez. El joven es el actual campeón panamericano juvenil de ruta y tras eso le llegó la oportunidad de su vida, pero el coronavirus se niega a dejarlo debutar, de momento.

Hay más, en Bergamo, el más delicado sitio posible para estar ahora mismo -por número de casos e incidencia-, se encuentra Nicolás Gómez, un prometedor sprinter también de las inagotables divisiones inferiores paisas. Promesa que transita por  su segunda temporada en la cantera del Team Colpack, y declara resignado “aislado, encerrado, entrenando en los rodillos y buscando otro tipo de actividades como estudiar. No tuve el modo de regresar a Colombia, en el equipo estuvieron buscando la forma  pero no fue posible”, reconoce Nicolás-

Jennyfer Puentes en el EFAPEL en Coimbra Portugal donde ya han habido víctimas y están confinados también. También mi paisana, la huilense Yenifer Ducuara en VIB NATURAL GREATNESS de España “Aquí la situación es muy delicada, ha habido muchos contagios y muchas muertes y a uno le da susto. La única opción es quedarse en casa acatando las normas y las leyes que aquí se dan. Son 15 días, pero no se sabe realmente si se puede prolongar por más tiempo” 

“Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”. Dijo Tolstoi en el inicio de Ana Karenina. Son épocas difíciles para todo el mundo y para los deportistas de esta pasión que nos une, pero siempre lo tendrán más complicado las ciclistas y corredores de equipos modestos, muy jóvenes, que apenas empiezan y que llevan poco tiempo viviendo una experiencia nueva lejos de sus seres queridos ante acontecimientos inciertos y duros, inéditos en la corta historia de sus vidas y me temo que también del resto de la humanidad. Nuestra solidaridad y ánimo para ellos. Aguante y perseverancia, que esto pasará también.

Oscar Trujillo Marín

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