Jimmy Turgis, una baja más en el ciclismo por problemas cardíacos – Ciclismo Internacional

Jimmy Turgis, una baja más en el ciclismo por problemas cardíacos

Por Oscar Trujillo Marín

Esta semana, Jimmy Turgis anunció su retiro del ciclismo y no por voluntad propia: por imperativo médico. Abandonó como consecuencia de haberle sido detectadas anomalías cardíacas, incompatibles con el alto rendimiento deportivo.

 

El ya ex ciclista profesional de 28 año,s que militaba en el B&B Vital Concept p/b KTM, intenta ahora encajar la inesperada noticia de jubilarse para el deporte y trabajo que ama, de forma prematura.

Pero es que ya en octubre de 2018, su hermano Tanguy Turgis de tan solo 20 años, que corría en el (por ese entonces) Vital Concept, también se le diagnosticó una afección del corazón y debió abandonar el deporte de alta competición de inmediato con las ilusiones aún por estrenar. Lo cual, al menos en el caso de estos jóvenes hermanos, puede tener relación a una desafortunada herencia genética.

“Los resultados son claros, tengo una enfermedad cardíaca que empeora con el estrés de la competición, y el entrenamiento intenso, por lo que me es imposible continuar con el deporte de alto nivel. Todavía tenía muchos sueños y deseos para mi vida como corredor y esta noticia ha sido devastadora para mí, me sume en el desconcierto. Lo más difícil será imaginar mi vida diaria sin deporte “, declaró Jimmy en su comunicado de despedida del ciclismo.

Turgis debutó como profesional en Cofidis, en 2017, se marcha sin victorias, siempre en tareas de voluntarioso gregario que asumía con gusto. Es un enamorado del ciclismo al cual está vinculado desde categorías infantiles. Pero su caso, unido al reciente retiro de Kyrienka y su mismo hermano, por desgracia, no es una rareza en el ciclismo de alta competición, es relativamente frecuente.

Tanto, que hace ya unos años que la UCI estableció en su reglamento controles anuales rigurosos y obligatorios para los corredores por parte de sus equipos, con la intención de descartar o detectar a tiempo cualquier tipo de anomalía cardíaca.

En la última década, para no ir más lejos, han tenido que abandonarlo también Michael Rogers, Gianni Meersman, Johan Vansummeren, Kozhatayev el kazajo del Astana, Ondrej Cink (operado hace poco del corazón) y Bevin, quien no pudo tomar la partida en el pasado Tour Down Under por habérsele detectado también anomalías en su pruebas rutinarias y está a la espera de evolución para saber si continúa o no.

Haimar Zubeldia, Mario Cipollini, Kim Kirchen fueron tratados durante su carrera por dificultades parecidas. En el caso del italiano, operado del corazón por las secuelas de su dilatada carrera. Peor aún lo tuvo Kirchen, que tras una crisis cardíaca en plena Vuelta a Suiza en 2010 tuvo que ser inducido a coma, del cual por suerte se recuperó para la vida más no para el ciclismo. Más trágico todavía lo de Michael Golaerts, que en el km 108 de la París Roubaix 2018, sufrió una parada cardiorrespiratoria que acabó con su vida.

En un deporte de mucho fondo, de esfuerzos máximos y sostenidos como el ciclismo. Por desgracia tan unido desde siempre a la historia del dopaje, resulta tentador hacer una asociación tendenciosa e irresponsable sin tener estudios fiables y contrastados que lo corroboren.

Si al 100% de la humanidad actual la sometieran cada año a rigurosos exámenes de corazón, el porcentaje de gente con anomalías cardíacas latentes o explicitas sería bastante alto, muy parecido al de los corredores profesionales. Sólo que de no ser escrutados de esa forma frecuente y exhaustiva, jamás se darían cuenta y existirían ignorantes del peligro con el que conviven. Al ser gente “normal”, de los cuales la inmensa mayoría de ellos jamás serían atletas profesionales de élite en disciplinas de fondo, quizás a menos que fueran muy graves, esos problemas no tendrían mayor incidencia en su vida y de seguro menos riesgo, pudiendo morir “de viejos” es decir, de cualquier otra cosa.

Lo que sí se puede afirmar es que el deporte de fondo de alta competición es absolutamente anti natural. Es una barbaridad, un despliegue exagerado, extremo. En su sano juicio ningún Neanderthal, habitante de UR en plena Mesopotamia del neolítico, campesino del imperio romano o granjero holandés durante la edad media, se le hubiese ocurrido correr siete u ocho horas diarias entrenando o compitiendo al máximo nivel durante 300 días al año a la intemperie: lloviendo, con frío extremo o calor abrasador, sometiendo su cuerpo al límite en un desgaste absurdo e innecesario.

Si había que salir a cazar o recolectar o cultivar se salía lo justo y punto. Si había que trasladarse de un lado a otro se caminaba lo necesario. Sin alardes ni excesos. Solo lo necesario.

El ciclismo es un deporte que lleva el cuerpo más allá de los límites de una persona en forma y saludable. Los problemas cardíacos subyacen de manera silenciosa (muchas veces genética o sobrevenida por múltiples variables) en un importante porcentaje de la población mundial con indiferencia de que monten en bicicleta compitiendo o no. Es normal que aparezcan a menudo corredores que por precaución, y debido a la extrema exigencia a que se somete el cuerpo con las carreras y entrenamientos, si tienen la más mínima afección o anomalía en su corazón deban retirarse. Desde luego, si su deporte es el ajedrez o el tiro con arco, quizás no sea necesario.

Es probable que en algunos casos el uso de sustancias dopantes pueda precipitar o elevar el riesgo de estas u otras enfermedades, pero la gran causa de tantos problemas de corazón en el pelotón internacional está en someter el cuerpo a esfuerzos inhumanos durante tantos años, circunstancia que acentúa cualquier riesgo en la salud (y no solo cardíaco) que unos limitados y frágiles mortales ya de por si podamos tener. Suerte para Turgis en su nueva vida al margen del ciclismo. De todo corazón.

Oscar Trujillo Marín

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1 pensamiento sobre “Jimmy Turgis, una baja más en el ciclismo por problemas cardíacos

  1. En ocasiones nos privamos de textos con cierto interés meramente porque no encontramos un comodin especial en el título; como este señor Turgis no hace parte de la crema y nata del ciclismo mundial o tan siquiera ha levantado los brazos una que otra vez en carreras de alta o mediana importancia, entonces pasamos de largo si además de ello el texto se ve algo largo. Debo confesar que en ese aspecto no soy muy distinto a la mayoría, solo que el nombre de quien lo firma normalmente tiene buenos temas y con una opinión particular, pero que bueno que dedique un tiempo para leerlo.

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