Kruijswijk: “Un Tour sin público igual tendría riesgos para la salud y prefiero que no ocurra”

Por Oscar Trujillo Marín

Steven Kruijswijk, como buena parte del pelotón internacional y atletas del mundo entero, está en cuarentena. En Mónaco, donde reside, han prohibido salir a entrenar también desde hace 10 días.

El neerlandés es de esos pocos deportistas que habla claro, lo hace con sensatez lejos de las frases hechas, lugares comunes políticamente correctos y declaraciones gremiales o institucionales oficiales huecas, para quedar bien con todo el mundo que leemos, por desgracia tan seguido, en tantas entrevistas. Steven “se moja” y eso es de agradecer.

Preguntado ante la insólita y difícil situación actual por AD, medio de su país, el corredor nacido en Nuenen contestó: “en estas circunstancias, la motivación es difícil de encontrar”. Su último entrenamiento al aire libre fue el 17 de marzo, 175 km con 3800 metros de desnivel.

“Nunca he sido fanático del entrenamiento bajo techo. El ciclismo para mí realmente comienza afuera, en la carretera. Eso es otra cosa. Pedalear encerrado en casa es una solución puntual, de emergencia”, expresó. Luego, uno de los tres líderes de Jumbo explicó: “Todavía puedo hacer una semana más con cierta esperanza, pero ni siquiera sabes para qué lo estás haciendo… ¿qué pasa si se cancela toda la temporada? Eso crea mucha desazón, aunque no se admita, el factor incertidumbre afecta y es nuevo, diferente”.

Esta insólita actualidad, en teoría tiene algo bueno que es pasar más tiempo con su familia, puede uno pensar, ante lo que Steven se sinceró: “Pero tal y como está todo, y no me refiero solo al ciclismo, hubiera preferido eso en otras circunstancias”

Con respecto a la posibilidad que se ha barajado de un Tour sin público en las calles, ni puertos, tampoco en las salidas, ni en las emocionantes llegadas en alto, su terreno, el corredor holandés opinó: “si así fuera, el Tour sigue siendo un circo ambulante con mucha gente a bordo, incluso sin público en las carreteras y calles, si es así, prefiero que no ocurra. Pero eso no son más que especulaciones, de momento no es realista”.

Pero no lo hace sin sólidos argumentos: “En primer lugar, tiene que ser seguro y ya no debe haber ningún riesgo para la salud relacionado con esta pandemia. Entonces podría ser, quizás, pero no debería haber riesgo de que nosotros, como Tour, ayudemos a que la propagación vuelva a funcionar. Sin público en las salidas ni llegadas, aún se habla de un circo ambulante con más de mil personas moviéndose por casi toda Francia. Todavía hay mucha gente junta interactuando en muchos sitios”.

Luego habló de las cuentas alegres de la organización y buena parte del periodismo, que se olvida de la salud de los corredores y se mostró contundente: “Si solo sabemos con certeza que tendrá lugar con un mes o tres semanas de anticipación… ¿cómo debemos prepararnos? Normalmente trabajas hacia el Tour durante un año, pero es posible que tengamos que seguir entrenando en la sala de nuestras casas hasta entonces. ¿Cómo podemos estar a la altura? Es demasiado ingenuo y hasta irresponsable por parte de la organización”.

Como en el cuento del emperador que va desnudo y solo un niño lúcido y desprejuiciado se atreve a decir lo que ve y no lo que quieren que veamos, Steven lanzó un poco de sensatez ante tanta feria de especulaciones, propuestas con base infundada e intenciones absurdas motivadas por la empresa organizadora con la única intención de salvar su capital desdeñando la integridad de los actores y verdaderos protagonistas del espectáculo.

Si se dan las condiciones muy pronto, bien, eso sería bueno para el Tour y para todo el mundo (aunque mirando la creciente deriva del desatado virus en Europa ahora mismo sería necio) pero si no es así, obstinarse en hacer el Tour a toda costa sin la grave situación controlada, puede ser un error histórico y dar una imagen de temeraria frivolidad peor aún que la de la inquietante Paris Niza.

Por último, se agradece que un deportista, periodista, político -o quien sea- se moje, tome partido alguna vez, se pronuncie sin intentar quedar bien con todo el mundo, que es sin duda la forma más fácil de ser aceptado, pero la manera más efectiva para diluir el compromiso, el necesario espíritu crítico y el criterio propio.

Oscar Trujillo Marín

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