Los 5 hechos que marcaron la temporada de pavé 2015 – Ciclismo Internacional

Los 5 hechos que marcaron la temporada de pavé 2015

Por @pmpalermo

Debido a la importancia de las temporada de clásicas de pavé en el calendario, ayer realizamos un balance completo al respecto donde resaltamos cuestiones deportivas. Pero ahora, también te ofrecemos algunas incidencias curiosas y otras tácticas, que no se incluyeron en el artículo previo.

Cancellara dice adiós
Cancellara dice adiós

*Las bajas de Boonen y Cancellara cambian la primavera: el primero en la París Niza y el segundo en la E3 Harelbeke, pero los dos se cayeron y sufrieron heridas de gravedad que los sacaron de la campaña de clásicas por la que viven y respiran.

Los dos corredores más grandes del pavé de la última década no estuvieron presentes y eso abrió la puerta a la confirmación de Degenkolb y Kristoff, a quienes no será tan fácil desbancar ahora que probaron el gusto al éxito.

Queda claro que Spartacus era el hombre a vencer una vez más. Un atleta poderoso acostumbrado a triunfar pese a los marcajes y, por eso, el centro de todas las estrategias de las escuadras rivales, que se vieron liberadas de su presencia. 

Por otra parte, pese a que ya no es el de sus mejores años, la baja de Boonen se sintió en el seno de Etixx, porque el de Mol se transformó en un gregario de lujo y un comodín debido a su capacidad de ganar en fugas o sprints, forzando a los oponentes a trabajar constantemente y liberando a Terpstra o Stybar de movimientos innecesarios.

Otra lectura también podría ser que la ausencia de estos dos monstruos obligó a los equipos a ser más ofensivos en vez de correr a la expectativa de Trek o Etixx, y eso no es tan sencillo. Como sea, quedó muy claro que sin Cancellara y Boonen, los adoquines no son lo mismo y pasará mucho tiempo para que aparezca un sucesor digno que tenga el mismo poderío físico y el carisma de los dos aquí en cuestión.

*Etixx regala la Omloop: quizás éste sea un buen ejemplo de la afirmación en el párrafo previo respecto a que no siempre es fácil ser ofensivo. Para algún desprevenido que no esté al tanto de lo sucedido bien vale la pena recordar los hechos.

A 46 kilómetros de la conclusión se formó un cuarteto en punta con Boonen, Terpstra y Vandenbergh, al que se unió Stannard, peligroso invitado que no daba relevos. Con los perseguidores acercándose, Vandenbergh aceleró y extendió nuevamente el hueco, siempre oscilando en unos 20 segundos.

A 4500 metros del desenlace (tarde a nuestro entender), Boonen atacó, obligando a Stannard a perseguir con dos Etixx a rueda. Cuando el de Sky lo alcanzó, Terpstra repitió la maniobra de desgaste y de nuevo Stannard cazó, lanzando un contragolpe que cortó a Vandenbergh y Boonen.

Terpstra aguantó, y lanzó el embalaje, pero el británico todavía tenía piernas y se impuso ajustadamente, repitiendo la victoria de 2014 y dejando sin nada a Etixx luego de una carrera casi perfecta en la que no lograron hacer valer la superioridad numérica.

Con la formación más potente y en clara ventaja, el fracaso de los de Lefevere fue mayúsculo y hasta podría ingresar en los manuales técnicos a la hora de explicar lo que no se debe hacer para cerrar una competencia. Por eso, y porque será recordado por muchos años, el cierre de la Omloop fue uno de los hechos que signó la primavera.

*El tren en Roubaix y los coches en De Ronde: para algunos fue hasta gracioso, pero los hechos que vamos a recordar revistieron mucha gravedad, al punto que algunos ciclistas hoy se siguen recuperando de las lesiones sufridas.

Es que el Tour de Flandes tuvo como gran protagonista a uno de los coches neutros que prestan asistencia en carrera a los ciclistas. El vehículo golpeó a Jesse Sergent (Trek), que sufrió una fractura de clavícula y debió ser operado.

No conforme con eso, el mismo auto embistió por detrás al coche de la FDJ y provocó la caída de Sébastien Chavanel, que estaba recibiendo instrucciones de su equipo junto a ventanilla del copiloto. El galo la sacó barata si se considera que salió despedido por los aires luego de la impericia del protagonista de estos incidentes.

Para colmo de males, a poco del final de la competencia, los integrantes del pelotón debieron pasar casi agachados sobre sus bicicletas debido a que se desinfló uno de los arcos que marcan los kilómetros restantes a meta. Increíble racha de mala suerte en Flandes, que se convirtió en una batalla campal, como si la carrera ya no fuera exigente en sí misma.tren roubaix

Pero el siguiente Monumento también dejaría tela para cortar. Es que con la París Roubaix lanzada, parte del pelotón se vio imposibilitada temporalmente de continuar su marcha por las barreras del tren, que incluso golpearon a Démare cuando éste cruzó arriesgadamente el paso a nivel.
De más está decir que el reglamento es claro en ese sentido y todos los involucrados debieron ser expulsados, como sucedió en 2006 a Hoste, Gusev y Van Petegem cuando viajaban en persecución de Cancellara y se estaban disputando la gloria.

No fue así y el hecho se dejó pasar por parte de la organización, pero La Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses emitió un comunicado en el que denuncia los hechos como un “delito extremadamente grave e irresponsable” e incluso anuncia medidas legales aunque no especifica contra quién.

Como sea, ambas carreras serán recordadas por estos incidentes más que por sus vencedores, con todo el respeto que éstos merecen.

*La semana de Kristoff: el noruego fue uno de los protagonistas de la temporada de pavé y del primer tercio de 2015, período en el que acumuló 11 dianas que hoy lo tienen como el corredor más ganador del circuito.

Pero el de Katusha tuvo una semana particularmente buena, comprendida entre el 31 de marzo y el 8 de abril. En esos días, Kristoff tomó la salida en los 3 días de la Panne, Tour de Flandes y Scheldeprijs, y las ganó todas.

Criticado por gastar energías en De Panne, el sucesor de Hushovd hizo oídos sordos y disputó a muerte la carrera, alzándose con las tres etapas en línea y la general, luego de defenderse magistralmente en la crono, donde acabó 3° por detrás de Wiggins y Küng.

La siguiente parada fue De Ronde, y Kristoff se llevó el Monumento a casa tras brindar una exhibición de fuerza e inteligencia. El noruego se escapó junto a Trepstra en el Kruisberg y ya nadie puedo detenerlo, trepando las cotas como si no pesara 81 kilogramos y rodando como el mejor de los especialistas durante 27 kilómetros para rematar a su compañero de aventura en el embalaje.

La última escala en su periplo glorioso fue en la menospreciada Scheldeprijs, donde muchos pensaban que declinaría en su forma y sería superado por sprinters más rápidos. Sin embargo, el buen Alex se tomó las cosas en serio una vez más, sobrevivió la caída del cierre y redondeó su semana mágica con otra celebración.

En el global, Kristoff fue el clasicómano más destacado para esta redacción y se ganó el mote como sucesor de Cancellara y Boonen, porque no se puede olvidar que además acabó 2° en Kuurne, 4° en Harelbeke, 9° en Gent y 10° en Roubaix.

*Los ataques de Wiggins y Roelandts: quizás algunos no coincidan, pero los adoquines no regalaron tantas emociones como acostumbran, motivo por el que debemos “agarrarnos” a gestas menores que hubieran pasado inadvertidas en otro contexto.

Dicho esto, es para aplaudir a todos los que probaron suerte o saltaron de la protección del mayoritario, trabajando para el equipo. Greipel o Debusschere son dos ejemplos notorios, pero fue su compañero Roelandts el protagonista de un largo ataque en solitario que se llevó los aplausos generales.

Fue en Gent Wevelgem cuando Roelandts saltó a 77 kilómetros de meta, alcanzó al puntero (Tjallingii )y lo dejó tirado, rodando en solitario. A sus espaldas, se formaba un selecto grupo con Vandenbergh, Terpstra, Debusschere, Oss, Vanmarcke, Geraint Thomas y Paolini, a la postre los que se jugarían el evento.

Así, pasaron los kilómetros, y la diferencia aumentaba ante el estupor masivo de los espectadores, que llegaron a pensar que el de Lotto ganaría la competencia. Y pudo ser así, pero Terpstra tensó en el Kemmelberg y desató la guerra, que tuvo como víctima colateral al exhausto Roelandts, cazado a 17 km del arribo, luego de 60 en fuga.

Posteriormente Paolini hizo gala de su inteligencia y fuerza, pero a nadie se le olvida que Roelandts animó las acciones en un día de perros por el clima, que coronó con el 7° escalón en la clasificación final.

A modo de bonus, pese a que no tuvo la espectacularidad del anterior, queríamos resaltar el intento de Bradley Wiggins en la Roubaix. Sucedió en los 30 kilómetros conclusivos y llamó la atención porque el inglés venía a los tumbos hasta entonces, sin el brillo que se esperaba.

El británico salió velozmente del lote,  llegó a la punta y se unió a Debusschere, Vandenbergh y Stybar. La acción no pasó a mayores y fueron neutralizados, pero es para destacar que en su despedida y sin tener las piernas de sus oponentes, Sir Brad probó fortuna y acaparó las cámaras por algunos minutos, en una suerte de despedida triunfal que no fue tal.

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Pablo Martín Palermo

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