Mark Cavendish y su lucha contra la depresión tras dos años en la oscuridad

Por Oscar Trujillo Marín

Los ciclistas de élite, incluso los más ganadores, antes que ser ídolos para muchos desconocidos o motivo de fervoroso orgullo regional o nacional para otros, son seres humanos: frágiles, limitados y con problemas emocionales, sentimentales o de traumas mal curados como tantos, como cualquiera. Por mucho dinero que puedan llegar a ganar.

Mark Cavendish, comparte con Andre Greipel  (156 ocasiones alzando los brazos al final, en competencias oficiales) el honor se ser los últimos grandes sprinters de su generación. También los que cuentan con más triunfos, casi todos al embalaje. En el caso de Mark, (146 victorias) es el rematador vigente con más etapas ganadas en el Tour de Francia (30).

El británico confesó que atravesó una depresión severa después de 2017 contra la que tuvo que luchar en silencio. En entrevista para el medio ITV, el medallista olímpico en pista, campeón mundial en la misma modalidad y campeón mundial de ruta contó que estaba en un agujero sin salida. La oscuridad se cernió sobre él en el verano de 2017. La acabó de desencadenar su violenta caída en esa edición del Tour de Francia, en la quinta etapa, tras una maniobra desafortunada de Sagan que provocó que Cavendish se estrellara resultando herido de gravedad.

Durante ese largo periodo de rehabilitación el monstruo se abalanzó sobre Mark. En la debilidad los fantasmas interiores y cabos sueltos de la infancia o cotidianidad se hacen poderosos. Fueron dos años casi de rehabilitación física, pero también de desmoronamiento psicológico, complicado con el virus de Epstein-Barr (mononucleosis) que se mantuvo de forma obstinada en su cuerpo mermando su energía.

Fue un tiempo repleto de incertidumbre e inseguridad que retrasó su retorno a las carreras “No saber cuándo puedes volver a competir… Lo he tenido durante dos años. Por desgracia, esto no es nuevo para mí” explicó el nacido en la isla de Man en alusión a la actual crisis y parón provocado por la pandemia. Desde luego, y ya mirando el lado positivo, el británico parte con ventaja de ya haber vivido y superado algo parecido.

Luego añadió “todos los días era bicicleta estática y en el gimnasio para poder volver al ciclismo”, Aún así su diagnóstico por depresión clínica solo llegó hasta agosto del 2018, con que, duró más de un año sintiéndose horrible por sus lesiones físicas y su parón obligado, pero todavía más por una tristeza e impotencia que no entendía.

“Estaba oscuro, fue muy duro, pero ya estoy fuera y ahora puedo ver las cosas de una manera positiva nuevamente “. reconoció el sprinter del Bahrain McLaren. Sin embargo, justo ahora cuando había recuperado la ilusión por la vida y las carreras llega el coronavirus con su secuestro absoluto de nuestra cotidianidad exterior y planes. Con todas las carreras canceladas nuevamente le espera a Mark: encierro en casa, rodillo y aguardar que el cielo se despeje de nuevo.

No es un consuelo, pero el británico se lo toma ya mucho mejor “Ahora no soy solo yo. En el pasado yo era el único que estaba prisionero de las dudas, encerrado, sin saber cuándo -o si podría- regresar, sin forma física aceptable y el resto estaban todos bien. Por el momento, nadie puede competir y todos están en casa, Ahora tiene poco sentido sentirse frustrado. Todo lo que podemos hacer es tratar de mantenernos saludables y cuando la situación ceda volver a lo nuestro lo antes posible”. No está perdido quien lucha. Eso haremos Mark, eso haremos.

Oscar Trujillo Marín

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