Opinión: ¿Un mejor Tour gracias al coronavirus?

Por @pmpalermo

Dicen que hay que tratar de sacar lo mejor de las peores situaciones. Y, aunque muchas veces cuesta porque el instinto incita a lo contrario, hasta del bendito coronavirus puede surgir algo rescatable. ¿Poco creíble?¿una locura? ¡Vamos a ello!

Piensen un poco. ¿Cuál ha sido la cantinela diaria cada julio desde hace una década? Sí, el aburrido Tour de France debido a la marcheta Sky/INEOS. Lo predecible del evento y sus recorridos, la puja por el resto del podio, etc, etc. Lo mismo de siempre.

Pues bien, ¿no estarían entusiasmados de saber que eso puede cambiar en 2020, si es que se corre la Grande Boucle? Incluso, puede aplicar para el resto de las competencias, las que finalmente resistan la crisis y tengan un hueco en el programa de la UCI.

Ya no es nueva la división reinante en el pelotón. Con una parte entrenando al aire libre gracias a políticas restrictivas menos severas en algunos países, y el resto confinados entre cuatro paredes y encima de sus rodillos. Es por ello que se habla de un Tour con dos velocidades.

También, los expertos de los equipos que están en desventaja, expresaron la necesidad de una ventana que dure un mes a mes y medio de entrenamientos como para presentarse en condiciones mínimas. Sea cuál sea el escenario, la realidad es que la preparación no será la ideal en ningún caso.

Normalmente, los aspirantes a reinar en julio comienzan su camino en diciembre, es decir, unos siete meses antes. Hagan sus cuentas… ¿las mías? En este momento me llevan a creer en una edición más similar a las de antaño, con gestas increíbles seguidas por debacles aún más llamativas.

En su momento, Vincenzo Nibali habló del tedio predominante, explicando que la igualdad de los métodos de entrenamiento hacía que todos llegaran en condiciones similares. El italiano, que de esto sabe un poco, también indicó que, al estar la mayoría “empatados”, las diferencias se hacían por desgaste. ¿Adivinen qué? El principal modo de prevenir el mismo es con una base sólida, esa que los pedalistas están perdiendo y podrían no reconstruir nunca durante 2020.

Lo lamento mucho por los atletas, también por los fans de unos y otros. Pero si este parón implica que las competencias serán inciertas, con poco control, espectaculares explosiones y escenarios cambiantes, firmo ahora mismo para que así sea.

Que quede claro. A excepción de quienes tienen vía libre para salir (probablemente pierdan ese privilegio pronto), la mayoría sólo está limitando daños. Nadie está creciendo en su condición. Sí, hay muchísimas explicaciones sobre los beneficios del rodillo, pero no para preparar citas de tres semanas.

A tal punto es así, que el campeón del Tour ni siquiera está sudando dentro de su hogar. Él y su preparador decidieron hacer un descanso total para estar más fresco al salir. Confían en no perder lo logrado hasta que se decretó la cuarentena. Ah, y Bernal es miembro del mejor conjunto del planeta, así que si optaron por tomar vacaciones, por algo será.

La cabeza, amigos, es otro factor importante en la ecuación. Con varias figuras desencantadas, declarando que ni saben para qué sudar en el rodillo. Y no hablamos de cualquiera, sino de gente como Nibali, Pinot o Kruijswijk.

Incluso, asumiendo que alguno goce del sol (Tom Dumoulin tal vez), tampoco puede apretar demasiado, si no hay fechas confirmadas de competición. Enorme problema que puede desembocar en lo contrario que la mayoría: llegar pasado. Sería una comedia tragicómica, pero es posible.

Incertidumbre. Eso prima, y es lo que derivaría en un Tour con dicho denominador común. Por el bien del espectáculo, que así sea…

Pablo Martín Palermo

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