Pavel Sivakov: el año de confirmación para una joven promesa cosmopolita, multicultural y trashumante

Por Oscar Trujillo Marín

Pocos ciclistas personifican tan bien la cosmopolita y multicultural conformación del actual pelotón del World Tour, (hasta hace unos años coto casi privado para europeos, uno que otro estadounidense y algunos australianos) como Pavel Sivakov. El joven corredor del Ineos es de varios sitios y ninguno a la vez. Bueno, de momento quizás su única patria fija es el ciclismo. En el cual, si continúa con su curva ascendente, augura ser un destacado ciudadano.

El prometedor y espigado escalador con nacionalidad y orígenes rusos, también ostenta pasaporte francés de adopción. De forma curiosa nació y está registrado en San Dona di Piave, Italia, hace 22 años. Y para complicar un poco más sus múltiples identidades reside desde niño en los Pirineos franceses, muy cerca de la casa de su director Nicolás Portal. Aunque eso sí, en el momento de la encrucijada para defender los colores patrios, él eligió correr en pruebas para selecciones portando en su pecho la bandera rusa heredada de sus padres.

Y representando esa bandera, de un país en el que nunca ha vivido, obtuvo uno de sus primeros grandes triunfos (Giro de Italia sub 23, 2017) que junto a un puñado de victorias y destacadas figuraciones en pruebas de su categoría lograron catapultarlo a la máxima división del ciclismo, gracias al interés del equipo más poderoso de todos, (Sky, en su momento) que no quiso dejarlo escapar.

Pavel, -salvo un 2018 lastrado por enfermedades caídas y lesiones- está demostrando una prometedora progresión y fiabilidad como vueltómano. Al igual que otros precoces fenómenos de su brillante generación sub 23, suele acumular desde su primera temporada, como mínimo, muy buenos lugares en la general y la camiseta de mejor joven donde quiera que participa. De hecho, en el Towr Down Under que acaba de concluir en Australia, fue de nuevo mejor joven y puesto 16. Nada mal, cuando los ciclistas no australianos, aún se calientan para la temporada.

Además de algunos éxitos y figuraciones ya de relevancia en su buena temporada del 2019, donde aparte de llevarse su primera cita de una semana World Tour, (Vuelta a Polonia) se quedó con una etapa y la clasificación final del Tour de los Alpes; y sobre todo un admirable noveno lugar en la general, luchando hasta el final por la  malla blanca en el Giro de Italia. Esto último, para mayor mérito, de imprevisto. Al tener que asumir los galones del Sky a última hora debido a la baja por caída del rey de su quinta juvenil hasta este momento, el colombiano Egan Bernal.

Sivakov es un escalador muy regular, no tan explosivo y contundente en sus ataques como el actual campeón del Tour de Francia o el mismo Pogacar (quienes se presumen como sus grandes rivales generacionales para rondas de tres semanas) pero sí de esa nueva escuela patentada por la formación de Brailsford de corredores espigados con biotipo de rodador, que no obstante, aprenden a subir a un ritmo parejo que los nivela (a veces logrando superarlos incluso) con los mejores escaladores. Guardándose, por supuesto, siempre el as de las cronos llanas muy superiores a las de los bajos, menudos y livianos especialistas en la montaña.

El políglota y multicultural italiano-ruso-francés, junto a un -este sí- tradicional representante en la élite ciclística de nacionalidad belga, Remco Evenepoel; además de un “exótico” esloveno Tadej Pogacar, y un colombiano muy precoz Bernal, -ya en el olimpo de los vueltómanos-, amenazan con instalarse en la pléyade del ciclismo mundial por un buen tiempo y marcar época. Aunque bueno, en el caso de algunos ya han dejado de ser promesas. Y se han convertido en auténticas estrellas del pelotón mayor.

Lejos han quedado los tiempos donde los máximos prospectos del ciclismo en ruta, y las rondas juveniles (o élite) más importantes eran dominadas por franceses, italianos o belgas en gran mayoría. Los nuevos campeones han extendido el mapa del ciclismo hasta países históricamente sin tanta tradición: Eslovenia (Roglic, Pogacar)  Noruega (Tobias Foss) Ecuador (Carapaz) etcétera. Los actuales y futuros cracks pueden ser de cualquier sitio. Incluso, como en el caso de Sivakov… de donde les plazca.

Oscar Trujillo Marín

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