¿Por qué en Colombia salen ciclistas competitivos hasta debajo de las piedras? – Ciclismo Internacional

¿Por qué en Colombia salen ciclistas competitivos hasta debajo de las piedras?

Por Oscar Trujillo Marín

De la misma forma casi silvestre que Jamaica produce desde hace tiempo excelentes velocistas de 100, 200 y 400 metros en atletismo, Etiopia y Kenia fondistas, y ambas orillas del rio de La Plata, tanto Uruguay como Argentina desde siempre, jugadores de fútbol destacados en cantidades industriales, Colombia genera con pasmosa facilidad ciclistas muy competitivos, con gran fondo y pundonor, de serie. En su mayoría muy buenos (o extraordinarios) escaladores.

En ciertas zonas rurales de Boyacá, el oriente antioqueño, Cundinamarca, y la misma capital, Bogotá, sobre todo, (centro del país, región Andina) el ciclismo es casi que una religión. Brotan hasta debajo de las piedras los buenos corredores. Está instalado en la cotidianidad rural y urbana de forma masiva, arraigado en el ADN de generaciones de habitantes que crecieron viendo ciclistas compitiendo o entrenando como si fueran parte del paisaje.

El ciclismo es un deporte motivo de orgullo en el país, que despierta en muchas ocasiones un fervor parecido -incluso a veces superior- al que produce en todo el mundo el mismo indestronable fútbol. En Colombia nunca ha sido menos famoso ni menos querido Lucho Herrera o Nairo Quintana, Urán, López o Bernal, por ejemplo, que El Pibe Valderrama o James Rodríguez. Al contrario, los ciclistas por lo general gozan de una admiración, cariño y simpatía más unánime en la población; se les respeta por su enorme sacrificio y una humildad que conservan -a diferencia muchas veces- de algunos consentidos, ostentosos y caprichosos ídolos del fútbol.

Cualquiera diría que la gran cantidad y calidad de corredores destacados que ha sacado la nación cafetera desde hace más de 50 años, tiene que ver con su enrevesada geografía y variada orografía. Una diversidad natural cruzada de sur a norte por la cordillera de los Andes, dividida en tres grandes ramales. Una apreciable cantidad de ciudades y pueblos por encima de los dos mil metros sobre el nivel del mar, alternados con valles y extensas llanuras, y que esa ventaja de nacer, crecer y vivir en altura es la causa de que los pedalistas colombianos sean tan competitivos y ganadores.

Pero eso por sí mismo, sería reduccionista y no explicaría tal proclividad a dar ciclistas competitivos a nivel mundial. Esa misma particularidad geográfica la comparten otras naciones vecinas, (y casi todo el continente). Eso, sin un masivo e inmenso amor y pasión por la bicicleta, no genera el mismo resultado.

Si esto fuera así, Venezuela, Perú, Bolivia, Chile, Argentina; por donde también pasan los Andes y esa cordillera tiene la misma enorme influencia, en otros apartados en la población, que son rasgos compartidos por todos los habitantes andinos, sería común también en la facilidad y buenas prestaciones naturales innatas para este deporte y en sacar muy seguido grandes campeones. Países vecinos y hermanos también con pueblos y grandes ciudades en altura y muy buenas rutas para entrenar en las mismas, no obstante, en ellos, aunque se practica y de vez en cuando sale alguna estrella, no ha arraigado el ciclismo de la misma manera predominante, salvo en Ecuador quizás en las últimas décadas, con el grato colofón de la reciente irrupción de Carapaz.

Pero es que en Centroamérica es igual: Guatemala, Costa Rica, por un lado y México por ejemplo, tienen gran tradición ciclística, vueltas tan antiguas o más que la misma Vuelta a Colombia (México primera edición en 1948, Colombia primera edición en 1951) y condiciones orográficas idénticas en algunos casos o muy parecidas a la patria de Egan Bernal y aún así, el ciclismo -con menor o mayor apego- según que país, no ha gozado nunca de tanta importancia, pasión y hegemonía en los gustos de la población sobre otros deportes, como sucede en Colombia. En Ciudad de México viven 20 millones de personas a 2200 msnm, y no por eso están saliendo ciclistas de élite cada año. Es obvio que en casi todo el mundo el fútbol es el deporte más practicado y seguido, pero en la mayor parte del país cafetero ese reinado lo lleva mano a mano con el ciclismo, y en esa querencia generalizada por la bicicleta reside buena parte del “secreto”.

Antes de que Colombia empezara a participar (y destacar) en las grandes carreras europeas de la máxima categoría, a principios de los ochentas, ya no solo como invitado exótico sino protagonista, en un coto exclusivo casi privado históricamente de europeos, con algunos baches y picos de brillo alternados, ha conseguido ya en los últimos 10 años (segunda época dorada tras los ochentas) escalar y mantenerse desde el 2013 en el top 10 del ranking mundial de naciones, luego subir al top 5, hasta este año que por primera vez ha ocupado el tercer lugar en el acumulado por encima de potencias tradicionales.

Ha logrado en estos mismos años una Vuelta a España, un Giro de Italia (Quintana) un Tour de Francia (Bernal) y al menos 10 podios más en las mismas, una docena de vueltas de una semana en la máxima categoría, innumerables etapas en el Wolrd Tour y carreras menores, varias clásicas del calendario italiano, un Monumento (Lombardía con Chaves) y top 10 para aburrir en cuanta prueba con algo de cuesta se corra en el mundo -o al sprint- porque ya saca también embaladores de élite.

Todo esto, con el mérito añadido de contar siempre con muy pocos corredores comparados con las grandes potencias. Para no ir más lejos, en el año anterior, fueron 19 los ciclistas colombianos que participaron en equipos del World Tour, por 53 de Italia, 52 de Bélgica, 46 de Francia y 38 de Holanda, para solo nombrar a grandes e históricas potencias. Es decir, con un número mucho más reducido de ciclistas en comparación, ha logrado iguales o a veces mejores resultados que países muy poderosos económica y deportivamente en este apartado. Naciones que invierten mucho dinero en formación, ciencia aplicada al deporte, educación y desarrollo del mismo.

El país suramericano, antes de dar el salto a Europa ya era claro dominador en el calendario latinoamericano desde hace décadas. Gran protagonista en las pruebas de ruta más antiguas del continente hispanohablante: Vuelta Uruguay, Vuelta a México, Guatemala, Costa, Rica, Táchira, Chile, incluso en San Luis y San Juan desde que adquirieron categoría internacional. Si se revisa el palmarés, siempre hay pedalistas colombianos en lo alto de las estadísticas y, en el caso de algunas pruebas, como claros dominadores por encima incluso de los mayoritarios locales (Chile, Guatemala). Ese respeto y valoración de sus buenas cualidades para el ciclismo lo tuvo desde siempre en este lado del planeta, pero al dar el salto a Europa no tardó mucho en llegar también.

Explicarle a un extranjero la fascinación que ejerce el ciclismo en este país no es fácil. Colombia es una nación que ha padecido graves y sostenidos problemas de violencia (como ninguna otra en la zona) y conflictos internos desde hace siete décadas. Un país terriblemente desigual, rico en recursos naturales y materias primas, pero gobernado de manera deshonesta y pésima por una hegemonía endogámica de pocas familias que han hecho de la nación su coto privado para la extracción de sus riquezas y su enriquecimiento personal. La inversión social ha sido siempre muy poca, el sistema de salud pública es lamentable. Los recursos para la educación pública igual, es de las peores cifras de la región, (ya de por si lastrada en este apartado) por tanto, y como no podía ser de otra manera, el apoyo al deporte ha sido históricamente precario.

Por eso tiene más mérito la alta competitividad y calidad de sus deportistas cuando destacan, y de los ciclistas que han sido desde mediados del siglo pasado su máximo motivo de orgullo y los que más gloria internacional le han dado a la población. Porque es una calidad propia, innata, natural y no obedecen a procesos rigurosos y sistemáticos de un buen hacer estatal: solo esfuerzo, coraje y ambición por triunfar.

Los ciclistas colombianos para colmo, no vienen (salvo muy pocas excepciones) de esa élites acomodadas y minoritarias de las grandes capitales del interior o algunas provincias de la costa atlántica. Son en su mayoría gente pobre de zonas rurales del interior del país, pueblos inhóspitos, muchas veces sin vías asfaltadas decentes siquiera, o de zonas andinas, donde más corredores per cápita han salido siempre: Boyacá, Cundinamarca, Antioquia y Bogotá. Son de la franja más baja (y amplia) de esta pirámide de castas.

Chicos sin muchos recursos para los que la mayoría de las veces la bicicleta, antes que un hobby o un deporte, es su única forma de llegar a la escuela en zonas rurales y apartadas. O es su medio para ayudar al sustento en los ratos que no están estudiando. Siempre rústicas, baratas, pesadas, (muy lejos de las máquinas modernas y costosas con las que suele empezar un joven belga, francés, alemán o danés, por ejemplo) siempre ha sido el talento natural de gente corajuda y curtida, antes que una formación especializada y tutelada por el estado en divisiones inferiores.

Si hay talento en ese país no es por las (inexistentes) políticas gubernamentales de apoyo que lo hayan fomentado, es porque el colombiano promedio ama el ciclismo, le apasiona, le encanta. Sigue las carreras, (incluso lo hacían fielmente por radio hace décadas cuando no había transmisiones por televisión) eleva a ídolos a corredores locales que tienen la misma repercusión y gozan de más cariño por la gente incluso que muchos futbolistas famosos o estrellas de la música nacional. Y porque las chicas y muchachos saben, que si se esfuerzan y destacan, tienen reales posibilidades de ser como Nairo, López, Bernal o Gaviria y le pueden arreglar la vida a toda su familia para siempre.

Ese es el punto y no solamente la altura. Si así fuera, los Sherpas nepalíes que rodaran en bicicleta y compitieran no tendrían rival en las cuestas. Arequipa, La Paz, Cochabamba, Quito, Calama y muchas zonas de Argentina, Venezuela, Costa Rica, Guatemala o México que sobrepasan de igual forma los dos mil metros de altitud, sacarían ciclistas a destajo cada año de hasta debajo de las piedras también, pero no es suficiente tan solo con la altura. Es un tema de identificación emocional, de sentimiento profundo, de conexión con el placer de andar en bicicleta e integrarla al carácter y forma de vida de toda una sociedad.

La pasión que hay en Colombia por el ciclismo es superlativa y generalizada. Solo se puede comparar con la que se ve en santuarios de este deporte como Bélgica, Francia, el País Vasco y el norte de Italia. En ningún sitio, como en estos, se congrega tanta multitud de gente en cada carrera, ni se siguen por Tv con tanta pasión; ni se habla tanto en bares y parques, ni se respira tanto ciclismo y se ve tanta gente cada día entrenando por las carreteras en contra de toda sensatez, arriesgando su vida entre un tráfico imposible y caótico donde no obstante (y esta es la otra particularidad colombiana), el ciclista es mirado con respeto por la mayoría de los conductores. No es solo la altura, es el amor y la pasión por un deporte que se convirtió en un sello positivo de identidad más.

Oscar Trujillo Marín

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26 pensamientos sobre “¿Por qué en Colombia salen ciclistas competitivos hasta debajo de las piedras?

  1. Muy buena esa crónica, Colombia se inyecta ciclismo, come cilclismo, se viste de ciclclismo y los que aprovechan viven y acomodan su familia para el futuro. Tenemos ídolos que jamás se borrarán de la historia porque han hecho una leyenda imposible de olvidar, felicitaciones para estos campeones.

  2. Que genial articulo. La verdad me emociona y enorgullece el presente que tenemos en ciclismo y más por todos ( Nairo,Higuita, Lopez, Bernal, Martinez,Flores, chaves etc) que lo están logrando y siendo los mejores del mundo en estos momentos. Espero que los que vengan de atrás lo tengan ya mucho más fácil y sean aún mejores que los actuales para seguir por mucho tiempo siendo los mejores.

  3. magnífico reporte, habla desde el alma, sino negar q el ciclismo en colombia es esperanza de vida y alegría entre tanta guerra y derramamiento de sangre y vidas, cual Gino bartali salvo vidas con su ciclo, en forma.Real y literal, el ciclismo en colombia ha salvado vidas, de morir en la amargura y agonia por una violenta guerra vivida en muchos dias

  4. es mucho mas allá de lo logrado en los últimos 6 años q supera toda estadística de historia ciclista en colombia, es lo que ha representado en el alma de un pueblo sufrir, es esperanza, fe, en medio del máximo esfuerzo y sacrificio

    1. Interesante tema pero discutible, creo yo son varias cosas, primero, si la altura, no es lo único pero tiene mucho que ver, la afición por el ciclismo ha desarrollado el ambiente perfecto para el desarrollo de está disciplina, y esto a su vez género mucha rivalidad y está genera calidad y standards más altos, en los 80 ya ganábamos pero aún veíamos cierta superioridad europea, luego en los 90s y cambio de siglo el doping ventajoso casi nos saca del escenario, pero gracias a las medidas de control llego la verdad y nos coloco de nuevo en primer plano, ya incluso con cierta ventaja sobre nuestro rivales del viejo mundo, teniendo una década maravillosa de muy buenos resultados, y todo parece producto de esfuerzos personales con muy poca ayuda gubernamental o de la empresa privada, pero yo sí quiero rescatar lo de la altura, por qué siento nos acostumbramos, solo a ciclista de Boyacá, Antioquía, Cundinamarca, pero en Colombia tenemos muchas zonas en altura, por decir en los Santanderes, en Nariño, en Caldas, y muchas otras zonas, hasta en la sierra Nevada, (no sé si allí hay carreteras) para la práctica de este deporte, solo necesitamos que los gobiernos departamentales apoyen a todos estos niños de estás regiones y si que sería un super bomm, por qué como dije antes en Colombia ya tenemos la infraestructura montada, y esto también va para toda suramérica para que aprovechen la altura y a sus niños y los empiecen a apoyar desde pequeños, y desde juveniles nos los envíen acá a competir con los nuestros y aprovechen de nuestra infraestructura y afición.

      1. Magnifico articulo, ademas de los excelentes ciclistas que nos han llenado de amor por este deporte, estan los fabulosos narradores deportivos, especilistas en ciclismo que nos llenaron de pasion, nos llevaban con sus narraciones a vivir casi en vivo estas vueltas ciclisticas. Carlos Arturo Rueda C, Pastor Londoño, Jorge Eliecer Campuzano, Marco Anonio Bustos, Ruben Dario Arcila, entre otros.

  5. Muy bueno el artículo, solo que en mi parecer debería escribir haciendo alusión que es un Colombiano el que escribe.

    1. Wilson, el medio es Argentino, colabora gente de varios países (incluso anglosajones como Hunter) y su enfoque (como su nombre lo dice) es “internacional” si no fuera así, se llamaría “ciclismo bonaerense” o “ciclismo boyacense” o colombiano; y el contenido no necesitaría ser explicado con matices y precisiones por ser destinado solo a lectores locales. Al haber lectores en casi todos los países de latinoamérica, en España e incluso varios medios europeos que siguen la página, es necesaria una neutralidad pragmática, para que el contenido sea inteligible para todos los lectores, no solo para los del origen de quien escribe. Además Wilson, a estas alturas de mi vida soy de muchas partes ya. Un saludo.

  6. Muy bueno hasta cuando habla de pobreza, ojo que Nairo lo ha dicho. No confundir con humilde, soy de la tierra de Nairo Campesino pero nunca me acoste con hambre no se tenía comodidades pero comida y un caluroso hogar sobraba en la mesa.

    1. Miguel Ángel cuando escribo el ciclista colombiano “por lo general” “o salvo algunas excepciones” viene de un estrato socio económico bajo es por que es así. Ser pobre no es solamente no acostarse sin comer, es mucho más que eso, es no tener acceso y oportunidades (para todos) a un sistema de salud, educación y formación deportiva de alta calidad, es no tener un nivel de vida que garantice oportunidades más allá de las tres comidas diarias y la supervivencia. Es ser niño o adolescente y no tener que trabajar al tiempo para ayudar al mantenimiento del hogar. La renta per capita de Francia es de 40.000 dolares anuales, la de Bélgica 43.000 la de Holanda 49.000 y la de Dinamarca 56000 dolares anuales. La de Colombia es 6.642. Poco que agregara ante esto. En esos términos y teniendo en cuenta que los corredores colombianos no suelen ser de estrato medio-alto y mucho menos alto, lo tienen infinitamente más dificil que el joven (en su momento) Dumoulin (HOL), Fuglsang (DIN), Pinot (FR) o Evenepoel (BEL). Por eso llegar a lo alto para un ciclista colombiano “por lo general” o salvo raras “excepciones” es más difícil y tiene más mérito, por que, si, en efecto casi siempre son son pobres, aunque coman tres veces al día y tengan un techo.

  7. Por allí a un amigo “lo atracaron” antes de ir a correr la vuelta a la costa, entonces acudió a mi por el caballito de hierro (en condición de prestado) pero con des fortuna para Él que se cayo en plena competencia y me devolvió la tal cicla, cual 3 pedazos- a pesar de ello para nosotros fue un goce de anécdotas

    Este equipo el cual fue formado por jóvenes de muy bajos recursos, con los aportes muy rogados a la Gobernación y a la Licorería de esta región, ademas con solo una moto como compañía, todo para representar a este departamento (no les digo cual, porque así como en esta zona, fueron muchísimas las regiones en los que quisieron apoyar a los ciclistas, pero no podían por falta de recursos, entonces aparecían en plena vuelta o en pleno clásico, los equipos mixtos – ciclistas unos apoyados por farmacias, carnicerías, panaderías y todas las “ias” ; es por ellos que escribo aquí de estos ciclistas que para muchos fueron dizque del montón- pero que si hubiesen tenido el suficiente apoyo, otra hubiera sido su condición y por ende su mejoría económica; de allí que muchos terminaron su ciclo deportivo sin siquiera estudios o profesión y les tocaba ejercer de ayudantes en los talleres o por allí de empleados en varios oficios

  8. Apoyo a Migurl Angel en su critica a tu exageracion al hablar de la pobreza de los cuckistas colombianos. No son, ni mucho menos, excepciones aquellos que vienen de una clase media baja o media media. Chavez y bernal no son campesinos y no nacieron en barrioa de invasion. Tampoco lo son Hodge ni Gaviria. Por otra parte, Lopez, quintana, son camprsinos con tierra, poquita, pero su familia ea propietaria en un pais donde la mayor parte de la tierra la poseen grandes terratenientes. Hoy dia, ser camoesino andino no siginifica ser pobre miserable. Las conduviones han mejorado bastante con reapecto a la generacion de los 80. En aquella epoca no habia cobertura de salud en el campo, habia muvho analfabrtismo en esas zonas, y si las carreteras de ahora son malas r insuficientes, entonnces era todavia mas deprimente el panorama.

    1. La clase dominante le ha cincelado a la gente en la cabeza un tabú con respecto a la palabra pobreza. En Colombia nadie que sea pobre quiere ser considerado como tal, da igual que le muestre las cifras de ingreso per capita arriba. Es un tabú. De acuerdo, si usted lo dice, la mayoría de cilistas en colombia no vienen de hogares pobres. Aquí todos los jovenes ciclistas de 15 o 16 años empiezan con una bicicleta Bianchi, Pinarello o Specialized de cinco mil euros como cualquier joven alemán, francés, neerlandés o belga; tienen universidad gratuita asegurada cuando salgan del colegio, planes estatales de formación deportiva infantil y juvenil en todos las regiones como en Holanda, y pueden padecer incluso la más terrible enfermedad del mundo que la seguridad social pública se la cubre de forma gratuita y diligente. Cuánto daño ha hecho el arribismo a nuestras desiguales sociedades, cualquier cosa menos que digan o piensen que somos pobres. Creo que ahora hay más gente que sabe leer (que no entienda lo que lee es otra cosa) y escribir (juntar letras malamente) pero el analfabetismo (a pesar de eso) sigue bastante saludable. No en vano la mayoría de la gente sigue votando a sanguijuelas que mantienen este maravilloso statu quo intacto.

  9. Yo pienso que los Colombianos nos vemos reflejados en el ciclista, no hay otro deportista que nos identifique tanto, así somos el 90% de los Colombianos, luchadores, trabajadores, con muchas ilusiones, amamos la familia y estamos dispuestos a dar todo por ella, honrados, hábiles e inteligentes. Pero no hemos podido con los picaros que nos gobiernan, cuando esto cambie un poco los resultados serán mejores, espero sea pronto, tengo fe que así será.

  10. 90% de gente buena? Ni en los paises desarrollados con la mejor educación. Lo que somos es 90% de victimistas, 90% de conformistas y 90% de quejosos. La calidad de los gobernantes refleja la corrupción o tolerancia a la corrupción de la mayoría, no se engañe.

  11. Oscar. Me fascina como escribe y los repuntes que hace. Son maravillosos. Escribe un libro, publica una novela. Yo lo compraría inmediatamente. Además estoy seguro que muchos lectores de esta página lo harían en el instante. Anímate

    1. Gracias Juan, para uno saber que su trabajo pueda llegar a gustar es un aliciente. Como el confinamiento dure mucho, creo que va a haber material no para uno !sino para varios! Pero por el bien de todos espero que esta pesadilla acabe rápido. Mientras tanto intentar seguir escribiendo para que ustedes, por un momento, al menos, piensen en otra cosa. Un saludo.

  12. Oscar, simplemente ¡Gracias! es un artículo respetuoso con nuestro país, que exalta la calidad humana de nuestros ciclistas, desde el más chico hasta el más exitoso.

  13. En Colombia, los pueblos históricamente excluidos (indigenas-esclavos negros) quedaron relegados, refugiados, en lo más inhóspito de nuestra geografía, muy lejos de los centros del poder político administrativo, los cuales se ubicaron en los altiplanos y valles de la region central andina, de dónde son oriundos la mayoría de nuestros valientes ciclistas. Nuestro ciclismo surge en la década de los años 50, en un país predominante rural, cuya población vive dispersa en el campo, lejos de los incipientes centros urbanos en los que las clases dirigentes, a falta de un liderazgo político capaz de formular un proyecto de nación incluyente, precipitan a las masas en una guerra fratricida que hasta hoy tiene sumidos en la más indignante violencia. Podría decirse que el ciclismo hizo y hace en Colombia lo que nuestra pobre y corrupta clase política no ha podido. Nos unió cómo país. Las hazañas de aquellos héroes que recorrían un país apenas presentido, que destrozaban las montañas no a punto de hacha sino de pedalazos, que les llevaban a trasponerlas y descubrir qué había más allá de donde la vista alcanza, nos doto de un relato que representa lo mejor de un pueblo y que nos hace sentirnos orgullosos de lo que somos. Ah, la emoción que nos daba de niños verlos pasar en sus caballitos de acero y después verlos triunfar allende los mares. Amor por el ciclismo, es la clave de los grandes triunfos de Colombia en este bello deporte

  14. Justamente hoy, 9 de abril, se cumplen 72 años de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, líder político en cuyo proyecto de nación cabía toda la sociedad colombiana, especialmente aquellos sectores que históricamente habían estado marginados, como los trabajadores, las mujeres, los campesinos y las minorías étnicas Su magnicidio marcó la singular, fallida y dolorosa inserción de nuestro país en la modernidad.
    Pues bien, el ciclismo colombiano es contemporáneo de este hecho que marcó para siempre nuestra violenta historia. Está íntimamente ligado a él como las dos caras de la misma moneda. Simboliza, cómo la música, la gastronomía, y todas las demás manifestaciones de nuestra inmensa diversidad cultural, a un pueblo pujante, alegre, orgulloso de si mismo, que es capaz de sobreponerse a todas las dificultades, a pesar de si mismo y, muy especialmente, de su clase dirigente.
    La bicicleta en Colombia es todo un símbolo patrio, a través del cual se expresa muy bien nuestra particular manera de ser modernos, rebeldes, libres e irreverentes.

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