Quinn Simmons y el duro baño de realidad en su primera temporada en la élite – Ciclismo Internacional

Quinn Simmons y el duro baño de realidad en su primera temporada en la élite

Por Oscar Trujillo Marín

Quinn Simmons, como lo contamos hace unos 5 meses, es uno más de esos jovencitos (pese a su portentosa pinta y barba algo hipster que lo hacen ver mucho mayor) prodigio del ciclismo juvenil provenientes de otros deportes que ha llegado este año directamente al World Tour después de hacer una temporada brillante en juniors. De momento, su aterrizaje en la máxima categoría no está resultando tan grato.

KUURNE, BELGIUM – MARCH 01: Quinn Simmons (Photo by Tim de Waele/Getty Images)

Con 18 calendarios apenas, debutó a principios de año en el Trek Segafredo (cumplió 19 en mayo) tras haberse exhibido ganando el mundial de la categoría juvenil el año pasado y destacar en las pruebas juniors del curso 2019. Así lo contamos a principios de este año.

Este atípico corredor con más pinta de jugador de Rugby o rudo integrante de ZZ Top, nacido en Durango, Colorado (al igual que Sepp Kuss) a diferencia de la mayoría de los jóvenes ciclistas (no belgas) no le hace mayor ilusión convertirse en vueltómano. Su pasión por las clásicas -y las infernales del norte para ser más precisos-  es su motor para estar en este deporte, al menos hasta ahora. Su físico más bien imponente 1.83m y 73 kilos le augura una natural facilidad.

Trek se apresuró a hacerle un contrato por ese afán que tienen los grandes equipos hoy en día de no dejar escapar quizás al próximo Bernal o Evenepoel y que por un pestañeo de más se lo ganen los rivales. Tal y como ha sucedido con los españoles Carlos Rodríguez (INEOS) y Juan Ayuso (UAE Team Emirates) y probablemente también muy pronto con Cian Uijtdebroeks, cada vez resulta más frecuente que no los dejen cumplir siquiera los 18 para tener ya el anhelado contrato que los vincula a la élite con un solo año bueno de juveniles. El análisis de si esto es positivo o no tanto para los corredores, si habrá o no un reguero de juguetes rotos, habrá que hacerlo en unos diez años.

Simmons ya debutó esta temporada con los “grandes” y de momento la experiencia no ha sido tan grata como lo esperaba; fue al Challenge de Mallorca, su primer roce con los profesionales, al Tour de la Provence; a la Etoile de Besseges, presentando un nivel muy discreto quizás por el natural cambio del ritmo y nivel de categoría. Debutó en algunas de sus amadas clásicas del norte: Le Sammyn, Omloop Het Nieuwsblad y la Kuurne-Bruselas-Kuurne en las cuales, sin mediar accidente, ni avería, no pudo terminar ninguna.

Situación algo triste para sus expectativas que en su momento contó así en Cyclingnews: ” Estaba muy estresado por todo: el entrenamiento, la comida…” intentó explicar el joven que se mudó a vivir a Bélgica este año aposta para empaparse más, in situ, de este ambiente de las piedras.

Llegué demasiado pesado a las clásicos belgas y pagué el precio”, continúa. “Estaba demasiado obsesionado con la idea de que, como especialista en clásicos, tenía que ser un corredor pesado de 80 kg, subí casi 6 kilos. Perdí la capacidad de escalar y estar en la final de las carreras… Cuando me desperté por la mañana de Omloop Het Nieuwsblad, puedo decir que estaba muy frustrado y un poco enojado. Pero te estás mintiendo a ti mismo y aún así empiezas. Solo hice lo que pude hacer para ayudar al equipo, pero me descolgaba muy pronto, me quedaba vacío”.

Su temporada de competencias se reanudará con el Tour de Polonia, luego Vuelta a Hungría, Tour de Luxemburgo y al Binck Bank Tour, todas previas a sus clásicas favoritas en Flandes, donde acompañará a sus maestros y líderes en el equipo: Mads Pedersen y Jasper Stuyven. El chico necesita kilómetros rodando entre los grandes.

Con respecto a su primera gran decepción al comprobar que en la élite quizás ya no se destaca tan fácil, Quinn se sinceró: “No creo que sería un ciclista si no tuviera ganas de ganar. No me veo como un niño de 19 años.  Ahora soy un profesional y soy parte de este equipo, debo comportarme como tal.  Por supuesto, quiero aprender de otros corredores. Pero si hay una oportunidad de ganar y ponerme en posición de hacerlo, no dudaré en absoluto.  No me contentaré con ser corredor en un pelotón. Necesito correr y tratar de ganar. No puedo pasar todo el año en el pelotón solo aprendiendo”,  sentenció Simmons, que al menos actitud y ambición no le faltan.

Todo esto de la explosión de genios precoces y el cambio de paradigmas está muy bien. Sólo que alguien que obviamente no van a ser sus agentes, ni los equipos interesados en fichar el nuevo crack, ni los fanáticos ni buena parte de la prensa tendría que decirle a estos chicos que la vida afuera de casa es muy dura. Que en la élite ya no se gana y se barre tan fácil por muy bueno que hayas sido y hayas vapuleado a tus compañeros adolescentes, y que muchos son los llamados y pocos los elegidos ahora, ayer y en cualquier época de la historia. El factor psicológico, el pasado de cada cual, las circunstancias familiares, la inteligencia emocional y el carácter volátil de cada cual a esa edad, hace imposible predecir que estos portentos van a dar los mismos resultados que de Juniors. En la ruina, la derrota o el desamor es donde sabemos de qué material estamos hechos, antes no.

Al elevarlos de forma precoz a una sobre expectativa tan colosal, viendo como los equipos pugnan por sus servicios, cuando lleguen a lo más alto y no empiecen a cosechar triunfos con la misma facilidad, la frágil confianza se resiente y la autoestima sufre. Las dudas entran y esta historia la hemos visto ya hasta el hastío, es lo normal, la excepción es convertirse en mito. Buena suerte para Quinn, en este duro baño de realidad de lo que significa ser un corredor de talla mundial. Como diría Cat Stevens en su clásico Wild World: “este es un mundo salvaje / es difícil arreglárselas solo con una sonrisa…”

Oscar Trujillo Marín

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3 pensamientos sobre “Quinn Simmons y el duro baño de realidad en su primera temporada en la élite

  1. Quinn se equivocó, con el beneplácito de sus Dts… Ellos fueron los que tuvieron que tomar decisiones respecto a su aumento de peso (6 kg es una barbaridad)… Lo mejor, es que ya entendió el error, corrigió y seguro que dará que hablar en las clásicas de “primavera”, personalmente, creo que ya en BincBanck se mostrará y con que llegué cerca de MVDP, y WVA debe darse por satisfecho en Flandes y Roubaix

  2. Todavia es muy joven, y tendrá mucho de que aprender. Su peso estaba bien, subir a 80kg es una locura hoy en dia. Cancellara y Boonen pesaban 80kgs, pero eran autenticos titanes, leyendas de las clasicas. Deberia estar entre los 70 y 75 kg maximo, que es el peso de los corredores del top10 de las clasicas. MVDP, Sagan, Lampaert, Trentin, Bettiol, entre muchos otros de masomenos 182 cm…..

  3. Al parecer vio este artículo y se puso las pilas, ya en la Clásica Bretaña logró un 6to lugar y hoy 2do en una llegada en alto del Tour de Hungría, lo que lo catapultó al 2do lugar de la clasificación general final, por encima del noruego Foss.

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