Tony Martin y la contrarreloj como un arte de disciplina – Ciclismo Internacional

Tony Martin y la contrarreloj como un arte de disciplina

Por @amatiz12

“Siempre me ha gustado la contrarreloj. Cuando era más joven, la practicaba mucho. ¿Por qué? Porque seguí ganando. Eso anima a cualquier joven”. Sí, el tener éxito en algún ámbito, sea cual sea, masifica la motivación de seguir trabajando en ello para que así la gloria nunca se detenga. Pero es que lo de Tony Martin no sólo fueron ganas, en sí era un talento, alguien destinado para triunfar pulverizando relojes sobre una bici, que complementó ese don con una implacable disciplina que lo acreditó como uno de los mejores en la modalidad.

El alemán es de los pocos que puede presumir de haber sido el mejor en algo, y con toda la razón, pues media década siendo inamovible del trono de la contrarreloj individual es tiempo suficiente como para hacer tal alarde. Fue un reinado sustentado en la constancia y el menester de siempre querer mejorar, principio que radica con más fuerza en la crono, que en cualquier otra especialidad del ciclismo. Es el arte de la rigurosidad, los pequeños detalles y la ciencia aplicada en la práctica.

Un reportaje desarrollado por el diario británico Cyclist –de donde salieron las declaraciones iniciales y saldrán las siguientesen aquel lejano 2016 dio a entender acertadamente de la mano del corredor, toda la faena detrás de su éxito, aquellos factores intangibles, los que no se ven en carrera, pero además cómo en sí las bondades físicas de Martin han contribuido a cimentar tal sendero triunfal.

Resulta ser que la principal clave de todo esto fue su posición aerodinámica, esa que incomoda durante el ejercicio y que demanda una frecuente batalla mental para conservarla por el impacto que posee en el resultado. “La forma de su cuerpo también está hecha naturalmente para la contrarreloj. Sus hombros estrechos realmente reducen su perfil frontal, mejorando su aerodinámica”, explicaba Koen Pelgrim, entrenador suyo en Etixx por entonces.

Más que ser un simple detalle de hombros ajustados, era una perfección a su postura que la hacía la más eficiente de todas. ¿Cómo se sabe? Por algo llamado el Coeficiente de Arrastre (CdA), que para ser sincero, es un complejo concepto que ni logro entender de amplia forma, pero que para ponerlo en palabras sencillas, es básicamente el número que determina lo efectiva que es la posición aerodinámica. Él tenía el mejor, sino es que uno de los mejores.

Obviamente es algo que no me estoy inventando. Fue un estudio realizado por Cycling Power Lab, institución británica que para comprender por qué Bradley Wiggins no fue campeón mundial en 2011 (primer arcoíris de crono de nuestro protagonista) descubrió que Martin superó al inglés por pura aerodinámica, pues pese a mover similar cantidad de vatios los dos, el CdA del teutón era mejor que el de Bradley y por ello, ocurrió ese desenlace de éxito de Tony con 1’15” de margen. Seguramente un factor que le favoreció no sólo en esta, sino en muchas otras de sus conquistas.

Pero véanlo de esta forma. Más que elementos científicos de difícil comprensión, eso de la aerodinámica es puro juicio. Estar horas, días, semanas y meses perfeccionando esos pequeños detalles, que los hombros algo menos separados, que la espalda de esta forma, la cabeza en tal sitio y esas cosas, es algo que requiere de una disposición mental enorme por parte del pedalista para pulir todo eso. Para alguien simplista sería sencillo dejar todo eso al azar, para alguien perfeccionista, mejor trabajarlo.

“Siempre me ha interesado que las piezas pequeñas se unan como una sola de forma rápida. Estoy interesado en los materiales y el posicionamiento. Hacerlo bien significa rodar más rápido sin gastar energía de más. Me gusta menos trabajo y un mejor resultado, para maximizar las cosas. En algún momento, no se va más veloz con solo entrenar”, palabras de quien entiende a la contrarreloj como un ejercicio que va más allá de tener piernas.

Hasta el propio Pelgrim reconocía que no había conocido a alguien con tanta dedicación para avanzar en la modalidad. “Y luego está su forma de pensar. Puede sobrellevar varias horas de trabajo por su cuenta, profundizando en diferentes zonas. De hecho, en lo que respecta a la contrarreloj, nunca había conocido a alguien que pudiera profundizar tanto”.

Cuatro mundiales, diez campeonatos nacionales, dos etapas en el Tour de Suiza, Vuelta al País Vasco y Vuelta a España, sumadas a tres del Tour de Francia son no más algunos de los triunfos que engordan su nutrido palmarés y que fueron evocados por su excelencia al cronometro.

Sin embargo, si uno se pone a pensar en todo lo recopilado, le agrega más valor a cada una de esas veces en las que fue el mejor, porque al fin y al cabo, no son sólo victorias engendradas porque el tipo sea bueno y ya, sino porque invirtió su tiempo de trabajo en mejorarse a sí mismo, cuando sencillamente podía bastarle con una labor más básica siendo tan talentoso.

Es un ejemplo de que no siempre el talento en el deporte es suficiente. Se necesita ese toque de obediencia y rigor para que pueda explotarse de la manera adecuada. Es muy probable que él haya ganado menos si no hubiese apelado a esa virtud de la disciplina. No sería la leyenda que hoy es si no fuera por semejante dedicación. Personalmente en el ciclismo o cualquier otra práctica deportiva, me genera más admiración el que es exitoso con un talento trabajado y construido, que el que lo es porque tener el don natural.

Sin decir que el resto no tengan ese mismo caché por faltos de compromiso, sí considero que para muchos, Martin debería ser ejemplo, una referencia no cualquiera, que certifica el impacto positivo de tener ese sentido de responsabilidad.

Con un ciclismo que evoluciona a toda máquina, donde todo se calcula y se exprimen a los corredores para sacar su mayor potencial, a quienes hoy reinan les urge adoptar esa filosofía del notable contrarrelojista, siempre encontrar nuevos límites para pulirse sin importar cuán bueno se sea. Nadie es perfecto y habrán cosas por mejorar, y aquel que sea menos defectuoso, será el que imperará.

Ah, y una última curiosidad. Para ganar su cuarto Mundial de crono, Martin se preparó encerrándose en su baño y con el calefactor prendido, para así adaptarse a rendir de la misma forma en el infernal calor de Doha. Con razón ha ganado lo que ha ganado.

Alejandro Matiz

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2 pensamientos sobre “Tony Martin y la contrarreloj como un arte de disciplina

  1. Excelente nota, Alejandro. El gran Tony Martin la merece! Estoy de acuerdo que muchas veces la disciplina vence el talento y Tony debe ser ejemplo para todos los jóvenes.

    PD: la sigla del coeficiente de arrastre es Cd, la cuál está relacionada con la fuerza de arrastre, es decir con la fricción del viento. Este concepto es fundamental para la producción de turbinas eólicas.

  2. Talento, disciplina y un apoyo científico de los mejores para lograr sus gloriosos resultados, de mucho sirve haber nacido en la locomotora europea, o como alguien dijo por ahí no es lo mismo Dinamarca que Cundinamarca.
    Cosas tan propias e individuales como ser naturalmente aerodinámico ya lo ponía con 1.5” a 2” x km de ventaja sobre ilustres croners como Cancelara y Wiggins
    Me quedo con algunas frases nombradas en el artículo:
    “Me gusta menos trabajo y un mejor resultado…”
    “la practicaba mucho. ¿Por qué? Porque seguí ganando.”
    “La forma de su cuerpo también está hecha naturalmente para la contrarreloj”
    “no se va más veloz con solo entrenar””
    Muy buen artículo y dato no menor ese último párrafo. Gracias

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