Wiggins deja la ruta: los 5 momentos que marcaron su trayectoria – Ciclismo Internacional

Wiggins deja la ruta: los 5 momentos que marcaron su trayectoria

Por @pmpalermo

La París Roubaix marcó el final de la primera parte de la temporada y también de la campaña de clásicas de pavé. Pero además, de la brillante trayectoria de Sir Bradley Wiggins en la ruta puesto que de ahora en adelante, se enfocará nuevamente en la pista de cara a los Juegos Olímpicos de 2016.wiggoroubaix

Con eso en vista, es casi obligatorio hacer un repaso al periplo profesional de Wiggo en el deporte de las ruedas finas, donde dejó una huella imborrable que no fue mayor debido a su inestable cabeza y personalidad, que por otro lado, fueron sus grandes motores en ocasiones puntuales.

No vamos a explayarnos al respecto y puedes entender sobre su mentalidad en este otro artículo, pero sí queríamos hacer mención del tema a la pasada, camino de enumerar y explicar los cinco momentos que marcaron su carrera en la ruta.

1-Dura transición de la pista a la ruta: tras obtener todos los lauros posibles en los velódromos del mundo (con múltiples récords incluidos), Wiggins decidió modificar sus metas para enfocarse de lleno en la carretera, donde ya había incursionado profesionalmente desde 2001 con el Linda McCartney Team. Alternando ambas disciplinas, pero siempre con la pista como máximo objetivo, en 2008 se inclinó por completo a la ruta y fichó con el Garmin para el curso siguiente.

Como lo hizo siempre durante su carrera, Wiggins se fijó retos muy altos y anunció, a quién quisiera escucharlo, que iría por el Tour. De inmediato, inició su drástica transformación física, que incluyó la pérdida extrema de peso y distintos métodos de entrenamiento para adecuarse a las temperaturas extremas de julio y las montañas de las grandes vueltas.

El experimento salió bien y el espigado inglés acabó 4° en la ronda gala donde, fiel a su estilo, se limitó a aguantar en las montañas para recortar en las cronos, sentando las bases de lo que vendría. Es que su actuación llamo la atención de Sky, que lo fichó con la intención de convertirlo en campeón del Tour.

Pero eso demoró un tiempo, porque las cosas no salieron perfectas a Sir Brad en 2010, cuando las caídas lo lastraron en el Giro y luego no encontró su forma en el Tour. En 2011, una clavícula rota lo sacó de la Grande Boucle y abrió las puertas de la Vuelta, donde acabó 3°, dando vía libre a su pujante gregario, Froome.

2-2012, el año perfecto: con los antecedentes del Tour 2009 y la Vuelta 2011, Wiggins llegó más fino que nunca al que sería su año mágico. El jefe de filas de Sky hizo gala de sus prestaciones sobre la cabra y arrasó el calendario, quedándose con las cronos y generales en París Niza, Romandía, Dauphiné y, por supuesto, en la ronda gala.

Siempre bien arropado por una alineación poderosa que se encargó de seleccionar y controlar en las montañas, y tras cuatro temporadas de inhumana preparación, Wiggo concretó su sueño y cumplió otro objetivo más en su trayectoria, llegando a la cima del ciclismo mundial.

Pero todavía le quedaba un esfuerzo, y no fue en vano.Porque diez días después de su paseo triunfal por los Campos Elíseos, brilló frente a su gente y se alzó con la corona olímpica contrarreloj en Londres, relegando al poderoso Tony Martin por 42 segundos. Ese fue el broche de oro a una campaña inolvidable e irrepetible, que inscribió el nombre del británico en los libros de historia del deporte pedal.

3-Froome: es imposible hablar de uno sin mencionar al otro debido a su difícil convivencia en el conjunto de Brailsford. Es que, si bien todo parecía ir por senderos normales, incluso con Wiggins dando vía libre al “keniata” en la Vuelta 2011, fue en el Tour victorioso de Sir Brad que saltaron los chispazos, con el gregario haciendo quedar mal al líder en la montaña, y las esposas de ambos haciendo público lo que la diplomacia interna de Sky ocultaba.

Más adelante se supo que Wiggins estuvo a punto de renunciar a la carrera, pero los galones primaron y el mánager bajó los humos a Froome, al menos en ese momento. Sin embargo, los extenuantes esfuerzos realizados para obtener el Tour hicieron mella en la cabeza del campeón, que dejó vía libre a su escudero en 2013 al tiempo que se derrumbaba en todo sentido y desaparecía de los primeros planos.

Con Froome convertido en nuevo capitán de Sky y ganando todo a su paso, un cambio comenzó a gestarse en el interior de Wiggo, quien volvió por sus fueros en 2014, con una versión distinta pero no por ello menos exitosa.

4-París Roubaix 2014: ya sin la presión de encabezar el equipo, y hasta apartado de las alineaciones titulares del mismo, el campeón del Tour 2012 se impuso tres novedosos objetivos para la campaña: la París Roubaix, el Tour de California y el Mundial Contrarreloj.

En el Infierno del Norte causó sensación con su 9° lugar, e incluso fue protagonista en el tramo conclusivo, uniendo a dos grupos de favoritos en los compases previos al ataque ganador de Terpstra. Su “performance” lo llevó a anunciar que volvería por la victoria al año siguiente y lo catapultó de regreso a las portadas de los diarios.

Por otra parte, en el Tour de California maravilló con su vieja fórmula: sacar tiempo en la crono y controlar en los puertos, imponiendo condiciones para añadir la corona yankee a su currículum. Posteriormente, aprovechó el pico de forma, se alzó con el título nacional y luchó hasta el final por la general del Tour de Gran Bretaña, al que acudió a afinarse de cara al Mundial, cita en la que regalaría su último recital.

5-Mundial de Ponferrada: el cierre de la temporada tenía, obviamente, los mundiales que esta vez se disputaron en Ponferrada, España. Allí viajó nuestro protagonista, decidido a conseguir lo imposible: derrotar a Tony Martin en la contrarreloj.

Y dicha afirmación no es exagerada puesto que el alemán llegaba como tricampeón de la prueba y con una treintena de victorias sobre la cabra en los años precedentes, cifras impactantes que hacían presagiar otra celebración para el de Omega.

Pero si algo caracterizó la carrera de Wiggins fue su capacidad de fijarse y obtener resultados, y el eximio rodador lo hizo de nuevo. De inmediato salió a marcar diferencias, pero en simultáneo se dosificó, creciendo durante toda la crono para llegar más fresco al final donde relegó al poderoso Martin por 26 segundos. Impresionante exhibición que le permitió obtener un lauro inédito para él, dueño de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos pero no en el Mundial.

Ese debió ser el cierre perfecto para su periplo como corredor profesional, aunque en 2015 formó parte del pelotón hasta la reciente Roubaix, donde no pudo resaltar como quería, despidiéndose sin gran pompa y fiel a su perfil bajo, que poco se condice con el enorme palmarés alcanzado.

Sin lugar a dudas, una baja sensible para el pelotón y, más aún, para los aficionados, “enamorados” de la paradójica personalidad del Sir, un atleta genial al que parecía no agradarle su profesión y que aún así, llegó mucho más lejos que la mayoría.

Pablo Martín Palermo

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